A menudo nuestra formación universitaria como  psicólog@s nos “envía” al mundo laboral con el mandato de guiar, diagnosticar, curar, reparar, saber. Seremos mejores profesionales cuanto más neutrales y objetivos seamos, por supuesto dejando nuestras emociones al margen.  Y aquí empieza el lío.

Resulta que no siempre sé, resulta que no vale con dar argumentos a la gente para que desaparezcan los síntomas y resulta que sí siento cosas. ¿Con lo aprendido a qué conclusiones puedo llegar?: o soy mal profesional o esta persona es resistente al tratamiento. Afortunadamente los espacios de supervisión se van normalizando y en las formaciones de psicoterapia de diferentes enfoques se incluye el trabajo personal del psicólogo como una cuestión evidente.

Tener dudas, sentir toda la gama de emociones no me convierte en un mal profesional. Identificarlos, entender qué está pasando y saber utilizarlos sí es fundamental para el buen desempeño de mi labor. No somos impermeables al contexto en el que estamos inmersos ni a las características de las personas y situaciones con las que trabajamos. Entender el cruce de variables que pueden ponerse en juego en la relación terapéutica y, especialmente, en los momentos de bloqueo en los que nos sentimos incompetentes o nos enfadamos porque ellos son resistentes, es uno de los principales objetivos de este espacio.

A través de la actividad propuesta en cada sesión, desde la experiencia práctica, trataremos poco a poco de comprender algunos mecanismos que permitan ampliar la mirada en momentos de bloqueo para hacerse nuevas preguntas que posibiliten nuevas respuestas.

Daremos espacio también a la relación que cada un@ se establece con su propia función, con las ideas y mitos en torno a lo que se supone que es un “buen psicólogo”, con nuestro estilo y manera de hacer, con nuestras inseguridades, miedos y juicios asociados.

Tanto el enfoque como las actividades y técnicas utilizadas en el taller se inspiran especialmente en: la visión de Guy Ausloos sobre las capacidades de las familias, el confort del terapeuta y la intervención centrada en el proceso (no el contenido); el trabajo de Money Elkaïm y su equipo sobre la resonancia; y las aportaciones de Philippe Caillé sobre el desarrollo personal de los terapeutas y la atención al espacio intermedio entre psicólogo y clientes/pacientes como lugar de creaciones comunes. Los tres legitiman el sentir y las construcciones del terapeuta, proponiendo posibles aperturas que permitan que éstos puedan pasar de ser un potencial obstáculo a una herramienta para la relación terapéutica.

INFORMACIONES PRÁCTICAS

•¿Por qué este formato?

Las cuestiones de las que vamos a ocuparnos necesitan sus tiempos y sus pausas: procesamiento “a fuego lento”. 

•Calendario

25 noviembre
16 diciembre
20 enero
17 febrero
24 marzo
21 abril
12 mayo
2 junio

•Horario: 17.30-20:00 

•Tarifa: 60 € / sesión.

Condiciones: El grupo será reducido (de 5 a 8 ) y se solicita un compromiso de permanencia durante todo el curso.

Las sesiones se abonarán igualmente si no se puede asistir, es la única manera de que este espacio sea sostenible.

No obstante, la primera sesión puede considerarse de prueba antes de comprometerse definitivamente.

•Inscripción: 4 noviembre fecha límite.

Como último paso antes de realizar la inscripción se fijará una breve cita telefónica para una primera toma de contacto. A partir de ahí la inscripción se formalizará rellenando una ficha y adjuntando el justificante del ingreso del coste de la primera sesión.